sábado, 8 de noviembre de 2014

LUCHA POR VIVIR…

…Esta no es solo una historia contada, también es una historia vivida… Una historia donde la violencia, el poder y la guerra se adueñan de muchas personas.
Por culpa del miedo y no querer enfrentarlo, muchos tuvieron que abandonar sus familias, sus hogares y hasta sus propias vidas.  Esto ocurrió en una vereda llamada por los paramilitares “Sal Si Puedes”, ellos la bautizaron así, ya que de todos los que entraban eran muy pocos los que podían salir por lo menos con vida.
Allí los paramilitares  gobernaban y descargaban su odio, su avaricia pero más que todo la vanagloria encima de muchas personas y entre ellas mi familia.
Estas personas sin nada invadieron nuestras tierras; entraban y salían a mano armada cuando ellos querían, golpeando, ultrajando, humillando, pero más que todo acabando con muchas vidas humanas.  Ellos encontraba y atacaban a muchos campesinos exigiéndoles que desalojaran y dejaran abandonadas sus tierras, aquello por lo que toda la vida habían cultivado y a la vez les pertenecía.
Con nuestra familia lo hicimos salimos corriendo de nuestras tierras por miedo a las masacres que ya habíamos vivido con muchos de nuestros familiares. A quienes los paramilitares mutilaron, quitándoles con una motosierra sus brazos, piernas y hasta la cabeza.
Hacían esto mientras se burlaban de ellos y les gritaban “Nosotros somos la autoridad y la autoridad se obedece”.
Después de vivir entre tanta violencia, casas quemadas, mutilación, torturas…Tomamos lo poco que teníamos de ropa y huimos ¿hacia dónde? No sé pero por culpa de esta violencia me tuve que separar de mis hermanos, de mi padre y hasta de mi madre por un largo tiempo.
Del miedo y el temor que nos  embargaba no sabíamos a donde ir, lo único que queríamos era no llegar a ser víctimas de una masacre como todas estas.  Entonces llegamos a un municipio llamado “Bosconia en el Cesar”. Allí, algunos familiares nos dieron refugio a mi madre y a mis hermanos, sin embargo uno de mis hermanos fue dado a mis tíos para que se lo llevaran  ya que la violencia también pisaba los talones de esta región.
Mi padre se marchó a buscar alguna solución, pero no hayo nada. Por si fuera poco mi hermano mayor  quien estaba prestando el servicio militar cayó en una mina la cual le destrozo gran parte de su cuerpo, apenas le dejo de la cintura para arriba intacto.  Por esta razón el estado dio un dinero a mis padres. Mi padre tomo su parte y se marchó, fue cuando supimos que lo único que le importaba era el dinero. Mis hermanos y yo nunca fueron importantes para él de acuerdo a las historias que cuenta mi mamá, ella dice que mi papá la maltrataba, mis hermanos nunca tuvieron un par de zapatos y que ellos tuvieron que trabajar desde los 8 años porque decía que el estudio era una pérdida de tiempo. Con el dinero que quedo, mi madre construyo  una casa en Valledupar, la cual esta arrendada, allí estuvimos por un año y medio hasta que nos vinimos para Bogotá.
Mi vida no ha sido tan fácil, pero le agradezco a Dios por estar donde estoy, porque he aprendo a valorar   la vida y tantas heridas del pasado han cicatrizado en mi presente. Todos los días le veo sentido a la vida, vivo con mi mamá y uno de mis hermanos, mis otros tres hermanos están casados y tienen un hermoso hogar, donde gracias a Dios pueden brindar a sus hijos lo que en un ayer les hizo tanta falta, no el dinero, sino la felicidad, la paz y un amor de padre.


Angie Vanessa López Ropain

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